“…la máxima victoria es la que
gautama buddha
se gana sobre uno mismo”.
Aprovechando la energía de la CBB, vencí la resistencia y agarré las témperas para pintar esta ilustración, que era mi idea original. Así que esto es una segunda parte del primer posteo que inicié por acá.
Como casi siempre, le doy una mano de amarillo y blanco muy diluido para que absorba el papel una primera capa de pigmento y eliminar el blanco pleno, que lo voy a dar con pintura opaca. La hoja es de acuarela, pero como estaba suelta no sé de qué marca.
Pintando en analógico, siempre avanzo desde atrás hacia adelante en el plano de la imagen. Primero los valores altos y medios, porque siempre puedo bajarlos, subirlos es más complicado con un medio acuoso (aunque uso las témperas muy opacas a medida que avanzo en las capas). El personaje lo dejo para el final, lo que me genera bastante ansiedad, así que se convierte en un ejercicio de trabajar la paciencia.
Una de las partes más divertidas es poder dar esas pinceladas secas, con poca agua, que deja la textura del pincel, esa sensación sobre el papel difícilmente la puedo percibir en la pintura digital.
Acá la paciencia empieza a afectar mi peinado, pero sigo sin pintar a Sundari, y me dedico a pintar los valores más bajos del fondo, que en este caso son la ropa del Buddha. (Foto cortesía de Dana Mucci, que por cierto, abrió su Tienda Online, ¡vayan a ver!)
A esta altura, no terminé completamente el fondo, lo tengo seguramente en un 80%, pero me alcanza para pintar el personaje e ir ajustando los contrastes finales de todo al mismo tiempo.
Uno de los aspectos más complicados de la témpera, es que es muy traicionera con el color final y principalmente, con los valores: si está muy aguada, tiende a bajar mucho su valor al secarse, así que siempre que aplico un color nuevo a la composición, tengo que probar antes en otra hoja, a veces hago anotaciones si tengo que usar muchas veces un mismo color y quiero que sea exactamente igual; esta es la parte complicada de pintar en tradicional y en la que pintar en digital es infinitamente más útil, pero es satisfactorio jugar a la Alquimia con los pigmentos.
Llegado a este punto, ya tengo resuelta la imagen y me falta terminarla, esta es la parte más disfrutable del proceso, cuando estás cerca de terminar y me puedo relajar un poco más.
Arriba, el escaneo sin procesar. Muy recomendable el scanner Canon Lide 220 para acuarela/témpera. Con unos ajustes mínimos, capturás muy fielmente la pintura.
El resultado final, después de procesar la imagen y realizar algunos ajustes y retoques finales en digital, principalmente algún contraste que quedó débil o algún detalle en el rostro que siempre se puede mejorar. Y una capa de color amarillo al 5% que agrego a prácticamente todas mis ilustraciones.
Unos planos detalles de algunos sectores. Esa textura e imprecisión es lo que me gusta de trabajar con un medio analógico, en cada pincelada, por más minucioso y prolijo que sea, está sujeta a que me equivoque, a que la pintura reactive un color que está abajo, y siento que esa acumulación de pequeños sucesos imprecisos le dan cierta cualidad única que por lo menos yo, no consigo cuando pinto en digital.
Y la ventaja principal, como persona que se obsesiona mucho con sus imágenes, es que el zoom infinito que a veces limita la visión del todo en la computadora, acá no existe, ves la pintura en su resolución máxima, todo el tiempo, y eso me sirve para tomar mejores decisiones compositivas.
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Y ahora sí, el próximo posteo es sobre la siguiente Maga de la serie:
“Arena, la Maga Condenada en el Desierto de Rub al-Jali“.
Nehuén / ネグエン
Guille Romano
Que buen trabajo! Felicitaciones.
Facundo Lopez
Hola Guille, ¡muchísimas gracias por leer! El mes que viene posteo la siguiente Maga con su respectivo proceso. ¡Abrazo, y gracias por pasarte!